El llantén es una hierba que se encuentra regada en casi todas las siembras, patios y orillas de los caminos. Conocida como mala hierba, es perenne, resistente y crece de forma silvestre. Para arrancarla completa hay que hacerlo desde la raíz. Desde allí vemos cómo salen las hojas ovaladas, sutilmente lanceoladas y con unas gruesas vetas.
Mi primer contacto con el llantén fue cuando era adolescente. En un hermoso día de playa, una joven estaba corriendo por la arena y se cortó el pie con un vidrio. En medio del alboroto, un señor del pueblo mandó a su hijo a buscar unas hojas de llantén del patio de su casa, las puso en una telita de algodón y las machacó bien con una piedra.
Tomó el pie de la muchacha, se lo lavó con agua de mar y le colocó bastante emplaste de llantén en la herida. Como a los 10 minutos el sangrado estaba controlado y se la llevaron a la medicatura de la zona.
Se utiliza toda la planta de llantén: raíz, hojas y espigas —que están cargadas de maravillosos principios activos como son los taninos, manitol y mucílagos. Gracias a esto, su valor terapéutico es variado e incontable. Es antibacteriana, astringente, anti inflamatoria, cicatrizante, expectorante, antihemorrágica y purificadora de la sangre.
Por ser tan milagroso y versátil el llantén se emplea en jarabes e infusiones para uso interno, en cataplasmas, enjuagues bucales y baño ocular externo.
Beneficios del Llanten
1.- Infusión para la tos, bronquitis e infecciones de vejiga y riñones:
Agregue 2 cucharaditas de hojas secas a 1 taza de agua hirviendo y dejar reposar por diez minutos. Se recomienda beber 3 tazas al día.
2.- A nivel respiratorio:
Gracias a su propiedad antiinflamatoria, es frecuentemente utilizada para combatir problemas como la laringitis y con las vías respiratorias. Para utilizarla contra la amigdalitis y aliviar sus síntomas es posible mezclar una cucharadita de llantén y una de eucalipto en polvo en una taza de agua.
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