¡COMPRUEBE SI TIENE PARÁSITOS Y CÁNCER MIRANDO SU CUELLO!

 Existe una manera rápida y sencilla de revisar los ganglios linfáticos inflamados y otros bultos o protuberancias que podrían causarle preocupación; todo lo que tiene que hacer es hacer un autoexamen rápido. Estas glándulas son una parte importante del sistema inmunológico que ayudan a su cuerpo a protegerse de infecciones y enfermedades y generalmente se encuentran en la zona de la axila, la ingle, la espalda y el cuello. Esto significa que pueden mostrar algunas señales de advertencia de numerosos problemas de salud. Puede descubrir si está en riesgo de padecer parásitos o cáncer simplemente examinando estos ganglios linfáticos en su cuello.


En primer lugar, te explicaremos qué son los ganglios linfáticos. De hecho, son glándulas pequeñas con forma de riñón que transportan líquidos, nutrientes y desechos del torrente sanguíneo y los tejidos corporales. Por lo general, los ganglios linfáticos no son dolorosos ni incómodos, por lo que ni siquiera sabrá que están allí. Por otro lado, si uno de ellos se hincha o se inflama, seguro que lo notarás y es un indicador de que algo anda mal.

Causas comunes de glándulas inflamadas

Los ganglios linfáticos inflamados generalmente se manifiestan por un bulto detrás de la oreja o en otros lugares. Asegúrate de consultar a tu médico para que pueda evaluar la glándula y descubrir si se trata de algo grave como parásitos, cáncer, inflamación o una lesión. Algunas de las causas más comunes de inflamación de los ganglios linfáticos situados específicamente en el cuello son:

  • Histoplasmosis, coccidiomicosis y otras enfermedades fúngicas
  • Toxoplasmosis y otras infestaciones parasitarias
  • Resfriado común, sarampión, varicela, mono y otros virus comunes, así como afecciones más graves, como el herpes y el VIH.
  • Linfomas, leucemia, cáncer de pulmón y otros cánceres relacionados con el sistema linfático
  • Enfermedad por arañazo de gato, tuberculosis, estreptococos, estafilococos y otras enfermedades bacterianas, así como enfermedades de transmisión sexual, como sífilis y clamidia.
  • Lupus, artritis reumatoide y otras afecciones inflamatorias

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